El sábado 27 de enero un grupo de estudiantes pudieron abrir el ciclo de voluntariado en el comedor Santa Teresa.
Allí pudieron vivir de cerca la pobreza que puede abrazarse; la tristeza que puede encontrar una sonrisa, y el hambre que necesita mucho más que un plato de comida. No sólo pudieron colaborar con las cinco hermanas que llevan la casa y los numerosos voluntarios que habitualmente entregan su tiempo a los demás con una sonrisa por bandera. Además, pudieron aliviar el hambre de más de 300 personas, cada una con su historia, la cual le empuja a necesitar de los demás de una forma más explícita.
Desde el Departamento de Pastoral agradecemos a estos valientes que enuncian a un poquito de su tiempo por darse a los demás. También agradecemos a todos los demás alumnos que acudirán a ayudar a quienes más lo necesitan en los próximos meses..