Con lazos de cariño es un lema idóneo para la convivencia. Y muy adecuado para vivirlo en el aula escolar, en el hogar familiar, en el grupo de amigos, en el club, en el barrio. Antes de conocer su nombre ya sabíamos lo que era la ternura. Antes de aprender a hablar ya conocíamos el cariño. Los cuidados de la madre y el calor de su seno vienen a ser la escuela en que cada ser humano empieza a recibir señales de afecto de alguien que le quiere. Recuerda aquellos versos que el profeta Oseas pone en boca de Dios: “Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, los atraje hacia mí”.
Hay ocasiones en que estalla el volcán, rompe la montaña y el terreno se abre en grietas. Brechas y fracturas resquebrajan la tierra, se quebranta el paisaje. Y a continuación, por lo general, se suceden otras destrucciones y desgracias. Dando un salto a la vida de las personas, puede decirse algo parecido. Todos lo sabemos, pues todos, grandes y pequeños, sufrimos heridas. Un golpe, un rasguño, una contusión, un esguince, lesionan el cuerpo; y hay que acudir al centro médico en busca de escayolas, vendas y otras sanaciones. Y en la vida interior, otro tanto. Hay muchas situaciones que dañan: ofensas, agravios, soledad, desprecio, tantas situaciones que hieren y nos enferman; igual y más que las heridas corporales. Como ellas, también las personas necesitan sanación, necesitan tiritas y vendas, como las que ponía Mafalda al globo terráqueo para curarlo.
Un paisaje quemado nos pone tristes, el territorio arrasado por la lava despierta pensamientos pesimistas, una persona con heridas importantes nos conmueve y hasta nos asusta su rostro si el dolor es grande.
Todavía están vivos los recuerdos de tantos momentos difíciles durante la pandemia, de tantas personas afectadas, de tantas noticias y situaciones dolorosas. La misma vida del colegio se ha roto. Y hay ocasiones en que seguimos notando algo raro, como si no funcionara bien. Cuesta volver al ritmo deseable en las clases y en la convivencia.
Por eso parece muy atinado el lema de este curso: “Con lazos de cariño”. Y además, es fácil. Como todos hemos recibido cariño, todos sabemos darlo. El beso de las personas queridas y a las personas queridas, papá, mamá, un hermano, una hermana, los abuelos; el abrazo a quien nos sonríe, nos trata bien y nos ayuda; lo mismo que el abrazo a quien necesita recibir ánimos; la sonrisa que nos anima y la sonrisa que regalamos a otras personas; la simpatía y la paciencia de los maestros y profesores; la concordia en casa y en las aulas; el deseo de ayudar y de animar a la otra persona.
Hay muchas maneras y recursos para repartir cariño y ternura. Para tratar con lazos de ternura y con cuerdas de amor a la familia, a los compañeros, a los profesores, a los amigos. Así, iremos sembrando salud y felicidad.