Las voces de alarma son cada vez más insistentes, nos queda poco tiempo. ¡El equilibrio del planetase está rompiendo!, y las consecuencias sobre los seres vivos están empezando a ser notorias. Esto no es fácil.
Cuidar la Tierra supone cambiar nuestra forma de pensar y de vivir, porque es precisamente lo que está esquilmando la vida a una velocidad de la que no somos conscientes. ¿Podremos hacerlo?, ¿por dónde empezamos?, ¿llegaremos a tiempo?
El papa Francisco, en la primera encíclica que escribió titulada Laudato si’, inspirada en san Francisco de Asís, nos invita a “cuidar nuestra casa común”. En esta tarea se dan cita la lucha por la justicia social, la defensa y el respeto a todas las formas de vida, la Paz y el cuidado del entorno natural, la Tierra.
Somos invitados urgentemente a una conversión ecológica inspirada en el amor de Dios por sus criaturas. Y el cambio empieza en el corazón
Los lemas de los tres próximos cursos para nuestro colegio, quieren ser una llamada a asumir nuestra responsabilidad como hijos de Dios para cuidar la creación que se nos ha encomendado y a retomar la tarea de leer los signos de los tiempos para cambiar unos hábitos de comportamiento que son muchas veces egoístas y destructivos.
Por tanto, vamos a dedicar TRES CURSOS A LA ÉTICA DEL CUIDADO DEL MUNDO. Tres años dedicados a trabajar el concepto de la persona como un ser que cuida, que vive en relación con los demás y con su entorno ocupándose de las cosas.
“El cuidado es lo que permite la revolución de la ternura y hace que surja un ser humano, sensible, solidario, amable y conectado con todo y con todos en el universo” (Papa Francisco).
La escuela requiere de estos principios inspiradores para poder aportar su granito de arena a los procesos de humanización que necesitamos para salir del camino de insensibilidad que estamos viviendo. Empecemos, pues, este año por la JUSTICIA con el lema Por todos, para todos. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia (Mt. 5, 6)